"El mundo actual ofrece oportunidades antes desconocidas para el autogobierno de las pequeñas naciones. Las oportunidades para las pequeñas naciones están fuertemente vinculadas a la operación de vastos imperios democráticos, como los Estados Unidos de América o la Unión Europea. Son los bienes públicos de gran escala provistos por vastos imperios los que hacen una pequeña nación viable sin que tenga que formar un estado soberano.
La categoría " pequeña nación", tal como aquí será definida y utilizada, incluye países formalmente independientes de Europa, como Irlanda, Estonia, Letonia, Lituania y Eslovenia, que serían difícilmente viables fuera de un gran imperio, así como "territorios" o "regiones" dentro de grandes estados de tipo federal, como Baviera, Cataluña, Escocia, Flandes o Piamonte, y centenares de otros países con diversos estatutos oficiales en otras partes del mundo, desde Cachermira a Palestina o Quebec. Los imperios tradicionales como China u otros áreas muy extensas de magnitud comparable también podrían liberar pequeñas naciones si fuesen suficientemente eficientes en la provisión de bienes públicos de gran escala y se liberalizasen ellos mismos. En el resto del mundo, las naciones emergentes y los estados fallidos podrían conseguir más éxitos si fuesen capaces de construir vastas redes de tamaño "imperial" con fines económicos, de seguridad y de comunicación.
Se identifican tres procesos de alcance mundial que afectan al "tamaño" de las unidades políticas viables, eficientes y democráticas y se establece una relación entre ellas. Primero, el número de países independientes y autónomos tiende a aumentar, lo cual hace que el tamaño de los países sea cada vez más pequeño. Mientras que había solamente unos 50 países independientes en el mundo a principios del siglo XX, hay casi 200 miembros de las Naciones Unidas a principios del siglo XXI. Además, hay más de 500 gobiernos de tamaño pequeño con asambleas legislativas electas dentro de vastos imperios o grandes estados federales.
Segundo, el número de democracias también aumenta y se ha más que duplicado durante los últimos treinta años. Los países pequeños son democráticos en una proporción mucho más alta que los grandes estados. En un mundo con un gran número de pequeñas unidades políticas, desde finales del siglo XX, y por primera vez en la historia, la mayor parte de los humanos vive en regímenes democráticos o liberales.
Tercero, los grandes estados tradicionales pierden poderes de decisión en temas que fundamentaron su soberanía externa y su monopolio interno, a favor tanto de grandes imperios como de pequeñas naciones. Al mismo tiempo, el número de estados nominalmente "soberanos" y de hecho aislados que fracasan aumenta en diferentes partes del mundo.
Mirando el panorama de conjunto, el aumento del número de gobiernos democráticos pequeños que son viables parece apoyarse en su asociación a grandes áreas de tamaño "imperial" que proveen de bienes públicos como defensa, seguridad, acuerdos de comercio, monedas comunes y redes de comunicación. Mientras que algunos grandes estados soberanos, especialmente en Europa occidental, fueron capaces de mantener un control territorial y proveer bienes públicos con relativa eficiencia durante un período, el desarrollo de nuevas tecnologías de transporte y comunicación ha ampliado el alcance de los intercambios humanos factibles. Dentro de vastos imperios eficientes e internamente variados, las naciones pequeñas son hoy viables,a la vez que son más adecuadas que los estados grandes y heterogéneos para el autogobierno democrático.
Un caso destacado de estos procesos mundiales (la Unión Europea) se analiza como un "imperio", dado que es una unidad política muy grande que se ha expandido continuamente hacia afuera, está organizada de diversas formas a través del territorio y tiene múltiples niveles superpuestos de gobernanza. La Unión Europea ha adoptado instituciones democráticas comunes de alcance europeo y ha hecho de la democracia la bandera de identificación de sus estados miembros. Pero con la integración económica transnacional también aumenta la especialización y las diferencias regionales a través de Europa, las cuales promueven demandas crecientes de autogobierno de las unidades pequeñas - de hecho, más de 200 gobiernos "regionales" y locales tienen delegaciones diplomáticas permanentes en Bruselas separadas de los estados miembros, para tratar directamente con las instituciones de la Unión Europea. (...)
Mendoza-Antofagasta-Guayaquil, 2010 |
La partición de los gobiernos de las naciones pequeñas en las instituciones de la Unión Europea, así como la cooperación transfronteriza entre gobiernos regionales y locales, erosionan persistentemente la soberanía de los estados europeos tradicionales. Esto no necesariamente preludia un momento de ruptura, sino más bien un proceso continuado por el cual la diferencia real entre la independencia y la autonomía formal de las pequeñas naciones será meramente una cuestión de grado. El autogobierno democrático de una pequeña comunidad es actualmente posible sin tener un ejército propio, fronteras con aduanas, es decir, sin tener un estado soberano.
Europa occidental fue la escena histórica de la construcción moderna de estados nacionales, un modelo que bien no se ha aplicado, bien ha fracasado en gran parte del resto del mundo. Actualmente la validez del tradicional modelo europeo occidental de estado nacional soberano se ha debilitado aún más porque está en declive incluso en la experiencia original. Por el contrario, son los grandes imperios y las pequeñas naciones los que pueden constituirse como pilares de la expansión de la libertad, la democracia y el bienestar en el mundo actual. De algún modo Europa vuelve a aparecer como un posible modelo de referencia para construir unidades políticas eficientes y democráticas en otras partes del mundo [reduccionismo cuestionable, nota de JL] pero, en contraste con el anterior modelo homogeneizador de estado nacional, el actual modelo imperial europeo comporta diversidad territorial y democracia a múltiples niveles."
Josep M. Colomer, Grandes imperios, pequeñas naciones, Barcelona, Anagrama, 2006. 9-788433-962423
Una perspectuva crítica de ese proceso, que se podría también denominar como "soberanías compartidas" o "soberanías ampliadas", se encuentra en: Ortega Daniel, Más allá de la intervención humanitaria, en: Covarrubias Ana y Ortega Daniel (comp.), La protección internacional de los derechos humanos: un reto en el siglo XXI, Colegio de México, México, 2007.
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