"Gustave Verniory llega a la Frontera, o nuestro `trópico frío´ o nuestro pequeño Far West en una época crucial. Le toca enfrentarse con bandoleros, ve como los colonos aran a la luz de la luna, ve aparecer los primeros cardos y las primeras liebres de la región, intuye con claridad el espíritu democrático de Balmaceda e ingresa, en Lautaro, al ejército constitucional, halla que el mar chileno es el más hermoso del mundo, camina bajo techumbres interminables de bosques y vaticina que el descuido humano los hará desaparecer, le toca pescar cientos de peces en horas, vive dentro de una naturaleza paradisíaca, en suma, y el amor hacia ella lo hace convertirse en su cronista. Escribe con singular gracia y fluidez, su diario se lee como un libro de aventuras, y penetra en el espíritu de los hombres y de las cosas. Se ha transformado en un hombre del sur que desdeña la vida apacible de Europa o la burocrática de Santiago y conoce la región de una manera que asombra a sus amigos capitalinos que lo creen viviendo entre salvajes y desconocen la Frontera, mirándola como si fuera el centro de Africa o Australia.
Surgen de las páginas de Verniory la imagen humana y geográfica de los pueblos que recién nacen con una claridad y profundidad que enriquece nuestra literatura narrativa a la cual ingresa por derecho propio. Sólo poetas como Pablo Neruda, Juvencio Valle o Teófilo Cid en su Camino del Ñielol han encontrado la ruta para asomarse al brocal donde brotan las raíces del mundo que Verniory describe. Sí, Verniory, el pequeño ingeniero cuatro ojos o Don Hurtado como lo llamaban sus trabajadores ferroviarios, es uno de los nuestros y nos ha entregado un libro de valor testimonial impar e imprescindible".
Jorge Teillier
Gustave Verniory. Diez años en Araucanía 1889-1899, Prólogo de Jorge Teiller, Biblioteca del Centenario, Pehuén Editores, Santiago, 2005.ISBN 9-789561-603325