lunes, 6 de diciembre de 2010

Teorizando dependencias

"La teoría de la dependencia proveyó a una generación de pensadores latinoamericanos de un amplio repertorio de argumentos victimistas a través de los cuales se explicó durante décadas todo cuanto ocurría en la región. " Las contradicciones del pasado, de los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana", dice Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina (1971) son producto de la historia del capitalismo mundial, que es la historia "de la brutal competencia por las riquezas económicas y por el poder."
Esta teoría unifica a la sociología marxista con una doctrina económica llamada estructuralismo y que alrededor de 1948 se asocia en América Latina con un grupo de economistas ligados con la recién creada Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La proyección sociológica del estructuralismo fue pronto considerada por sociólogos y transformada en una teoría sobre dependencia y desarrollo que estableció una relación de producción y distribución entre las economías desarrolladas , llamadas centrales o metropolitanas, y las subdesarrolladas o periféricas. En Dependencia y desarrollo en América Latina (1969) Enzo Faleto y Fernando Henrique Cardoso describen esta relación como una función o posición en la estructura económica internacional que define las relaciones de dominio económico, social y político, más allá de un estado en el sistema productivo. "Tal enfoque", explican los autores, "implica reconocer que en el plano político-social existe algún tipo de dependencia en las situaciones del subdesarrollo, y que esa dependencia empezó históricamente con la expansión de las economías de los países capitalistas originarios."

Cromo de Vicente Morales
A partir de la teoría de la dependencia o en gran medida debido a ésta, en el pensamiento arquitectónico latinoamericano ha sido un a priori historiográfico común el uso del concepto "dependencia culatural". Esta dependencia se establece a partir de la imposición o la adopción de una cultura identitaria y moralmente ajenas al ser latinoamericano. Por ejemplo, en la Exposición Internacional de Arquitectura celebrada en Berlín en 1983, el historiador argentino Ramón Gutiérrez explicó "la transferencia" en las formas arquitectónicas latinoamericanas durante la segunda mitad del siglo XIX. Lo hizo a partir de la dicotomía del Facundo de Sarmiento - civilización (Europa) o barbarie ( América)- puntualizando que "ésta era la frase que expresaba la selección entre la añoranza por una cultura externa y el desprecio por las raíces ancestrales nativas".
Las interpretaciones históricas que se desarrollan a partir del imaginario ideológico de la dependencia tienen un fuerte componente de, llamémoslo así, retórica de la recriminación; un ejemplo de tercermundismo que, como señala Pascal Bruckner, sobrevivió a la desaparición del Tercer Mundo como entidad autónoma. " El rostro afligido del colonizado ha sido sustituido, de hecho, por el rostro aflictivo del descolonizado que desde hace cuarenta años acumula desencanto y estafa". En la historiografía arquitectónica de fines del siglo XX la recriminación se dirige a las elites latinoamericanas. En buena medida se considera que la importación de reflexiones y prácticas ajenas, su copia, transplante o repetición en la experiencia latinoamericana, es una política cultural de clase. Una no declarada pero no aceptada escala de valores, dice Marina Waisman, coloca aún en el plano más alto a las producciones de ciertos países considerados centrales. "Escala que se afirma y prolonga gracias a la actitud de epígonos que asumen, en su gran mayoría, los productores latinoamericanos."

Pocas historiografías contemporáneas, sin embargo, han reparado en que la relación entre estas elites y lo extranjero es inquietantemente ambigua. En el Laberinto de la soledad, por ejemplo, Octavio Paz señala que los mexicanos
no hemos creado una Forma que nos exprese. Por lo tanto , la mexicanidad no se puede identificar con ninguna forma o tendencia histórica concreta: es una oscilación entre varios proyectos universales, sucesivamente transplantados y todos hoy inservibles. 

Mural Grafitti, Santiago de Chile
Ruggiero Romano comenta que el juicio de Paz es severísimo, aunque ciertamente justo. Pero también es falso, indica, "porque Paz en el momento mismo en que formula su frase, es prisionero de proyectos transplantados como la "latinidad" y la idea de nación". Romano concluye que "en el fondo, su angustia proviene de que no llega a insertar en el molde de la idea europea de nación a su México vivo".
El planteamiento de Romano es interesante pero incompleto. Cierto es que el modelo de construcción de nación en América Latina durante el siglo XIX es distinto a otros modelos nacionalistas occidentales. Entre varias razones, por el protagonismo que tiene el argumento racial, pero, sobre todo, por la ambigüedad en la construcción de las fronteras entre lo nuestro y lo otro en el origen político de las naciones americanas. (...) Cabría cuestionar si los imaginarios europeístas de las elites latinoamericanas no son el producto de un común denominador: las múltiples y cotidianas redes con Europa. 

El poeta Neruda, comenta Ruggiero Romano, recordaba que a principios de los años veinte todos se llenaban la cabeza con lo último que llegaba de los trasatlánticos. 


No sé por qué, pero yo siempre he pensado que Pablo Neruda empleó "trasatlántico"en el sentido de "barco" más que de personas del otro lado del Atlántico. De todos modos, cualquiera que sea el sentido exacto del empleo de las palabras por parte de Neruda, queda un hecho: la dependencia, la espera del último número de la revista europea o estadounidense. 

Sin embargo, pocos supieron librarse de esta dependencia, dice el autor, y "se llegó al colmo de que algunos escribieron sus obras en francés o inglés". Cabría preguntarse si esto fue un acto de dependencia o de reconocimiento de lo propio. "


Johanna Lozoya, Ciudades sitiadas. Cien años a través de una metáfora arquitectónica, México, Tusquets, 2010. ISBN978-607-421-179-5